Tratamiento para el cáncer | Técnicas y tratamientos

Tratamiento para el cáncer | Técnicas y tratamientos

El cáncer no es una enfermedad sola, sino un conjunto de enfermedades que pueden afectar a diferentes órganos de nuestro cuerpo. Hay tantos tipos de cáncer como órganos o tejidos que el cuerpo tiene.

El cáncer siempre se desarrolla de la misma forma: un conjunto de células anormales crece y se desarrolla de forma incontrolada en el tejido en el que aparecen. Pese que sigue habiendo una alta tasa de mortalidad a nivel mundial producida por esta enfermedad, cada caso es diferente y la evolución depende de cada paciente en concreto y de la detección temprana o tardía del tumor que producen estas células cancerosas, en función de esto se puede determinar qué tratamiento aplicar. Además de esto, también es importante el órgano al que ataque, ya que la malignidad de la enfermedad depende en gran medida de esto.

Si la enfermedad no se detecta a tiempo, se produce la metástasis, que es la difusión de las células originarias del cáncer, provocando tumores en otros órganos o tejidos del enfermo.

Existen dos tipos de tumores: los benignos y los malignos.

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Los benignos se desarrollan en un órgano muy localizado del cuerpo, no producen metástasis y en muy pocos casos terminan con la vida del afectado. Y los malignos son mucho más severos y suelen presentar metástasis.

La mayoría de los cánceres están causados por anomalías en el material genético.

A la hora de realizar el tratamiento contra esta enfermedad existen diferentes tipos de posibilidades, siendo el objetivo principal destruir el total de células cancerosas, además de prevenir una posible reaparición y minimizar los síntomas.

Depende del tipo de cáncer y de la agresividad del mismo, se puede dar un tipo de tratamiento u otro. Sea como sea, los más eficaces son:

La quimioterapia: este tratamiento que se basa en administrar un medicamento que mata a las células cancerígenas.

La radioterapia: que consiste en aplicar Rayos X en la zona afectada.

Y la cirugía: con la que se extirpa el tumor, o se realiza un trasplante, si el enfermo lo necesitara.

Todos estos tratamientos son agresivos y en la mayoría de personas presentan diferentes efectos secundarios como: el cansancio, las nauseas, la pérdida de cabello o el vómito. Pero también son muy eficaces en la lucha contra esta enfermedad y cada año mejoran sus cifras de éxito frente al cáncer.